domingo, 15 de julio de 2012

A veces, cuando bajas de un coche, te impregnas del olor que hay en el entorno. Hoy, al llegar a la playa de Los Nietos, olía a mar, a sal en el ambiente. Era una mezcla bonita, bajarse del coche y parecá que estabas en otro mundo. En esta época del año, este pueblo pesquero de la costa murciana, apenas cuenta con un volúmen de gente alto. En el paseo, se respira tranquilidad, no hay bullicio, simplemente el mar, las casas pequeñas cons sus terrazas llenas de sillas, mesas y enseres propios del verano, y tranquilidad. No hay ruidos de coches, ni murmullos de terrazas, ni músicas estridentes, está el mar, el horizonte y la tranquilidad de sus gentes. Conforme avancen los días de verano, el pueblo irá incrementando a sus paseantes, pero no dejando ese atisbo de calma que el el fondo lleva este pueblo como seña de identidad.

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